Durante la ocupación romana de este territorio las poblaciones habitaban ya preferentemente en las vertientes y en los valles de los principales cursos de agua, con destaque naturalmente para los de Ovil y Duero.
Esta estrategia de ocupación se mantiene para el período medieval, destacándose el cerro del Castillo de Matos. Marca fuerte en el paisaje y la identidad de Baião pues fue el lugar elegido por el señor para la construcción del castillo que a mediados del siglo. XI comandaba los destinos de la Tierra de bayam. Se trataba de una fortificación en madera, destruida por el fuego, en las cenizas de la que se encontró la espora de un caballero, ejemplar único del período de la reconquista cristiana conocido hasta entonces en todo el territorio nacional.
Este sitio también fue ocupado durante la prehistoria reciente, por las poblaciones de la edad del Bronce. Bajo los vestigios medievales se encuentran vestigios de un piso de cabaña y otros materiales arqueológicos con destaque para el molde en cerámica de la fundición de una espada, a la guarda del núcleo de arqueología del museo municipal de Baião.