¡Recuerdo el orden meticuloso en que andaba todo lo que era de mi Padre! [...] sobre la alta mesa de trabajo vivían en el mismo orden el cartucho, tres «bichos» pesadillas, el limpiador, el candelabro y la jarrinha con una flor, que mi Madre arreglaba siempre, con su gracia especial. Al lado, una resma de las largas hojas de papel blanco, que pronto se volverían preciosas, cargadas de sus pensamientos o iluminadas por su fantasía.
"Eça de Queiroz entre los suyos", María Eça de Queiroz
En el año de 1845, en la Póvoa de Varzim, siendo bautizado en Vila do Conde, nació el 25 de noviembre de 1845, en la Póvoa de Varzim, siendo bautizado en Vila do Conde. Con diez años, es matriculado en el Colegio de Lapa, en régimen de internado, habiendo sido su maestro Joaquín de la Costa Ramalho, padre de Ramalho Ortigão, con quien acaba por publicar, años más tarde, «Las Farpas» y, en 1884, El Misterio de la Carretera de Sintra.
Con apenas dieciséis años, Eça de Queiroz ingresa en la Universidad de Coimbra y cinco años más tarde termina el curso de Derecho. Al igual que su actividad profesional como abogado a la actividad como periodista, Eça de Queiroz acaba por fijarse en Évora fundando y dirigiendo, por influencia paterna, el "Distrito de Évora", un periódico de la oposición de este distrito que queda prácticamente a su entera responsabilidad.
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La constante redacción de textos que esta actividad periodística implicaba podría haber sido la génesis de su carrera como escritor ya que escribir, además de funcionar como un entrenamiento del ejercicio de escritura, lo llevaba a mirar a su alrededor, a analizar la sociedad, ya que escribía sobre ella. Más tarde, convirtiéndose en el administrador de Leiria, recolecta allí los rasgos de personalidad de los personajes y trama de la historia "El crimen del Padre Amaro", uno de sus más conocidos romances, a la par de los mayas. El día 25 de este mes hará 169 años desde el nacimiento del escritor y la Biblioteca Municipal de Baião inaugura la redacción de este Boletín Cultural, empezando por dar un humilde homenaje al escritor que también la prestó al concejo de Baião, primero en el cuento «Civilización» y, más tarde, en «La ciudad y las sierras».
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